La colonoscopia es un estudio mucho más común de lo que se cree. Se realiza para buscar, diagnosticar y/o tratar la presencia de cambios o alteraciones como hinchazón, irritación, pólipos o cáncer en el intestino grueso (colon) y/o en el recto.
Actualmente, para la detección de cáncer colorrectal, se recomienda realizarse una colonoscopia a partir de los 45 años. O bien, se realiza si su médico quisiera investigar alguna causa crónica. Cualquiera sea la razón, lo importante es prepararse y este, quizás, sea el mayor desafío de este estudio.
Por último, cabe aclarar que previo al procedimiento, el médico realizará una serie de estudios que incluyen la recopilación de información del paciente mediante un cuestionario para identificar personalmente al individuo, conocer sus dolencias actuales, obtener una retrospectiva de él y determinar los elementos familiares, ambientales y personales relevantes (anamnesis). Posterior a ello, el especialista solicitará al paciente firmar un consentimiento informado.
La colonoscopia en sí misma, dura aproximadamente entre 30 y 60 minutos.
Durante este estudio, se introduce una sonda flexible a través del ano, alcanza al recto avanzando hasta el ciego. La sonda consta de una pequeña cámara de video en la punta que le permite al médico observar el interior de todo el colon.
Una colonoscopía se efectúa con una sedación completa. La anestesia empleada permite una rápida recuperación del paciente y pronta deambulación.
La colonoscopia permite acceder a un estudio en primer plano desde el interior de los órganos estudiados.
En caso de observarse tejido anormal, se puede extirpar en su totalidad o se puede tomar una muestra para su análisis (biopsia). Convirtiéndolo no solo en un estudio, sino en un tratamiento.
En ese sentido, hay una alternativa a la colonoscopia y es la realización de exámenes radiológicos con contraste, pero no es posible con ellos tomar muestras para biopsia o realizar tratamiento.
En raras ocasiones la colonoscopia puede ocasionar:
Los aspectos psicológicos de prepararse para una colonoscopia son más desafiantes que los físicos. Y es importante realizarlos correctamente para que la colonoscopía sea exitosa y evitar tener que repetir el procedimiento.
Previamente habrá que seguir al pie de la letra una serie de pasos para preparar el intestino que incluye: tres días antes de su colonoscopia, se deben eliminar los alimentos ricos en fibra como las nueces, las semillas, el pan integral y las verduras crudas, ya que tardan más en pasar por el tracto digestivo y pueden dificultar que el médico vea el interior del colon. El día previo al estudio, comenzar una dieta de líquidos de color claro, evitando toda bebida de color oscuro que en el interior pueda confundirse con sangre y tomar laxantes que limpien el colon.
Los laxantes se dividen en dos dosis: una que se toma la noche anterior al procedimiento y otra que se toma la mañana del mismo.
En caso que el paciente esté anticoagulado o reciba algún antiagregante plaquetario, el profesional enviará las indicaciones específicas relativas a la conducta a seguir con el uso de tales medicamentos.
Por último, también conviene asegurarse de tener a alguien programado para que lo recoja a uno después del procedimiento debido a la sedación.
El después de una colonoscopia merece especial atención porque al ser un estudio ambulatorio se debe tener en cuenta:
Si alguno de estos síntomas persistiese, consulte con su médico.